La banda regresó a Bogotá después de 11 años.
“Más que una banda, Slipknot es una cultura”. Esta frase, dicha por el percusionista Shawn Crahan en algunas entrevistas, fue el fiel reflejo de lo que ocurrió el pasado sábado 22 de octubre en Bogotá, cuando los 9 músicos enmascarados pisaron la tarima del Hipódromo los Andes.
Tras las presentaciones de las bandas locales Narcopsychotic y Koyi K Utho, hubo un momento de suspenso que se quebró de repente con la aparición de Slipknot y la primera canción de la noche: ‘The Negative One’. La velocidad que Jay Weinberg le imprimió a su batería, era seguida por los movimientos frenéticos de un público que ya se disponía para el ‘pogo’.
‘Disasterpice’ y ‘Eyeless’ fueron los siguientes temas. Durante el segundo, Crahan sacó una pistola – al parecer de juguete – y se la puso en la cabeza mientras recorría el escenario de lado a lado.
“Ha pasado un largo, largo, largo tiempo. Pero ¡maldita sea, Slipknot está de regreso en Colombia!”, gritó el vocalista Corey Taylor, quien luego pidió a la producción que encendiera las luces para poder ver las caras de su ‘familia’, como llamó a los asistentes.
“Tengo una pregunta”, continuó, “¿Están listos para hacer historia con Slipknot una vez más?”. Hubo una ovación general y entonces se escuchó ‘Before I Forget’, uno de los himnos del grupo, que hace parte de su tercer álbum de estudio, Vol.3: (The Subliminal Verses).
Se apagaron las luces y en medio de la oscuridad Taylor lanzó una risa aterradora que dio paso a ‘The Shape’ y luego a ‘Killpop’, pero fue al término de ‘Dead Memories’ cuando los miles de fanáticos empezaron a corear: ‘oé, oé, oé, oé, Slipknot, Slipknot”.
Como señal de afecto profundo, Taylor se dio tres golpes en el pecho y con el puño en alto preguntó: “¿Cuánta gente aquí tiene un álbum llamado ‘Iowa’?”. Al decir esto, con un impresionante grito gutural comenzó ‘Heretic Anthem’.
Crahan, el hombre que encarna a un payaso macabro, volvió a robarse el show en este punto. Fue hasta el puesto del percusionista Chris Fehn, tomó algunos de los claveles rojos que adornaban sus tambores, y empezó a repartirlos entre las personas que estaban ubicadas en la parte delantera del escenario.
“No sé cómo decir esto en español, pero lo aprenderé para la próxima vez que venga: Slipknot ha hecho esto por mucho tiempo y es por públicos, países y fans como ustedes. Hay un montón de músicos, bandas y rockstars (haciendo comillas con sus manos), que se toman esto a la ligera, pero sepan algo, mis amigos: Slipknot nunca los tomará a ustedes a la ligera”, dijo Taylor cuando terminó de cantar ‘Psychosocial’.
Luego hizo un llamado al DJ Sid Wilson, conocido como ‘#0’, para que marcara la entrada de ‘Left Behind’. A este tema le siguieron ‘Custer’ y ‘The Devil in I’, canción que dejó exhausto a Taylor, quien tuvo que arrodillarse para inhalar y exhalar lentamente.
Cuando se incorporó, volvió a hablarle a su público: “Colombia, mis amigos, mi familia, quiero saber ya mismo ¿quién quiere regresar a 1999 con Slipknot? ¿Es eso lo que quieren? ¿Es eso lo que quieren?”, repitió, y llegó el momento de escuchar ‘Wait n’ Bleed’.
Cerca del final, tras una pausa que duró 4 minutos, Slipknot regresó para regalarle a sus seguidores una despedida inolvidable: primero con ‘Surfacing’ y luego con ‘Duality’, llevando las emociones al máximo nivel y desatando un pogo gigantesco, cargado de sudor y euforia.Finalmente Taylor pidió que todos se agacharan y que permanecieran así hasta que escucharan las palabras mágicas: “jump the fuck up”, para saltar todos al mismo tiempo. Hubo entonces una breve introducción instrumental y con la canción ‘Spit it Out’ llegó el gran salto de la noche.
Lanzando claveles, baquetas, trapos y ‘pines’ de guitarra, Slipknot se despidió de Colombia como lo hizo hace 11 años: entregándose a sus ‘Maggots’ de forma visceral y sin que nada más importe, ni siquiera las consecuencias.
Fuente: eltiempo.com
Imagen Cortesía: Cosmovisión noticias